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Todo lo que Omander, de ‘Élite’, nos han enseñado sobre salir del armario hoy

Son indudables los méritos que han hecho de ‘Élite’, la segunda serie española de Netflix, una sensación internacional. Su apuesta por la teen fiction, el género favorito de la plataforma. Su acercamiento al thriller criminal, como si fuera ‘Cómo defender a un asesino’ o ‘Big Little Lies’. Su reparto adolescente, en estado de gracia, tremendamente fanatizable y viral. Sus temas de actualidad, del VIH a la brecha económica pasando por la corrupción.

Entre estos últimos ingredientes, Omander se ha consagrado como un añadido estrella. Omar Ayuso da vida a Omar, un joven musulmán que vive en un hogar humilde y muy restrictivo. Arón Piper interpreta a Ander, que a pesar de pertenecer a una familia acomodada, sufre una gran presión: su padre quiere que sea un tenista de éxito a toda costa. Se conocen de casualidad, cuando Omar le vende marihuana a Ander, y la atracción surge enseguida. Son su vía de escape, pero eso los conducirá hacia un bonito romance.

No entendemos que exista alguien que no adore a Omander, pero lo respetamos. Con reticencias. Es cierto que los personajes de ambos actores están aún muy por desarrollar, pero pensemos también en lo que necesitamos en las series españolas un flechazo como este. Parte de las críticas que hemos encontrado sobre Omander en redes sociales inciden que es la típica historia de gais, que es un amor interesado y empujado por las circunstancias, que son chicos normativos que no representan la diversidad del colectivo LGTB+…

Puede que tengan algo de razón, pero creemos incuestionable que Omar y Ander capturan con acierto y sensibilidad la experiencia de enamorarte(vale, o colarte por alguien) por primera vez cuando eres un adolescente gay, cuando la presión social y tu propia vergüenza te obligan a permanecer en el armario. ¿No es hipócrita desacreditar así la historia de amor de chicos como Omander, sobre todo en el contexto claustrofóbico de ‘Élite’?

Es cierto que Omander apenas se conocen, y que en parte les ha unido la desesperación, la búsqueda de una salida a la frustración, pero eso no quiere decir que su amor no pueda ser sincero. También es cierto que hablamos de chicos que se mimetizan en la masculinidad tóxica imperante para pasar desapercibidos en un universo opresivo, pero superarlo es precisamente su inspirador conflicto. Además, la serie acierta en el juego de espejos de dos mundos muy diferentes. Omar, de una familia humilde y musulmana, sufre la presión religiosa y económica. Ander, de un hogar rico que se refugia en las apariencias y en el falso éxito, teme enfrentarse a ese canon social.

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