La película se desarrolla en un tranquilo suburbio en Chicago y, aunque a veces parece que nada sucede, es difícil sentir que ver esta película no te cambia. Stephen Cone, el director de la película, nos pide que creamos en la esperanza que hay en el mundo en el que vive su protagonista, a pesar de que se sigue recobrando de un acto que la dejó sin mamá y hermano a los 8 años.
Cyd (Jassie Pinnick) tiene 16 años y vive con su tía Miranda (Rebecca Spence). Miranda vive sola, no tiene hijos, es escritora y vive en la casa en dónde creció la madre de Cyd. Cuando Cyd tiene problemas con su papá, deciden que irá a pasar una temporada con Miranda. Ahí, nos enteramos que es futbolista pero no le gusta leer, por ejemplo. El conflicto no está en que son dos mujeres que son completamente opuestas y deben aprender a convivir, sino más bien aprender a coexistir. Miranda se la pasa leyendo libros y no ha tenido sexo en 5 años, lo que hace que Cyd se burle de ella.
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