Heliogábalo nació en la ciudad de Emesa, asentamiento sirio del Imperio Romano, en el año 203. Subió al poder con tan solo 14 años y su imperio duró tan solo cuatro antes de que fuera asesinado. En los libros de historia, este joven emperador muchas veces ni siquiera es mencionado. Esto no por su corto mandato, sino porque los historiadores no consideran que su comportamiento y sus escándalos sexuales representen el «honor histórico de los fundadores de Occidente».
Heliogábalo se convirtió en emperador gracias al plan de su abuela, Julia Mesa, para derrocar a Marco Opelio Macrino. No obstante, una vez que el emperador de 14 años subió al poder, tanto su abuela como los militares que la apoyaron se arrepintieron de haberlo puesto en el trono. Como primer escándalo, una de sus órdenes iniciales al llegar a Roma fue imponer el culto al dios sirio El-Gabal.
Para venerarlo, el emperador dirigía los llamados «ritos de Salambo». Para ellos, Heliogábalo aparecía vestido de mujer, con una peluca incluida. Luego procedía a organizar orgías masivas que acompañaba con millones de pétalos de rosa. Todos los senadores y pretorianos estaban obligados a asistir a estos rituales.
El desenfreno del joven emperador no acababa en estos ritos. Según relatan algunos biógrafos como Elio Lampridio o Barthol Georg, a Heliogábalo le gustaba ejercer el trabajo sexual. Acudía a los baños públicos que él mismo mandó construir o a callejones y locales oscuros de la ciudad. Esto con el fin de conocer de manera íntima a los ciudadanos de su imperio. A veces se aventuraba a estos lugares vestido de mujer.
Encima de todo eso, construyó un grupo paramilitar para buscar a los varones con la berenjena más grande, para disfrutar personalmente de ellos. Según se narra en la colección de biografías de los emperadores romanos, Historia Augusta, el joven tenía un ritual especial para ofrecerse a sus amantes. Dejaba caer su vestido, se ponía de rodillas y, de espaldas a sus amantes, se inclinaba para mostrar sus propios atributos. Por todo esto, Lampridio lo describió como una «bestia […] de lujurias antinaturales».
Heliogábalo no quería ser emperador, quería ser emperatriz
Durante su corto reinado, Heliogábalo lanzó una convocatoria por todo su reino. Ahí ofrecía una cuantiosa cantidad de dinero para cualquier doctor que pudiera encontrar una manera exitosa de cambiar su sexo. Aunque su deseo nunca se hizo realidad, muchos historiadores lo han considerado la primera persona trans de la historia de Roma.
A pesar de que nunca pudo modificar su cuerpo, esto no lo detuvo en su búsqueda de volverse emperatriz al lado de un emperador que fuera digno de estar a su lado. De su larga lista de amantes, el regente tenía dos favoritos: el primero fue Heriocles, un esclavo famoso por ganar en las carreras de cuadrigas. El segundo amante fue Aurelio Zotico, un atleta de Esmirna famoso por sus hazañas sexuales más que por las deportivas.
Heliogábalo mantenía una relación con ambos de manera simultánea. Además, durante las sesiones plenarias que tenía con sus funcionarios, el emperador gustaba de presumir los moretones y otro tipo de heridas que sus amantes le causaban en la cama. En la Historia Augusta se registra el horror que la gente sentía al conocer las ‘heridas de guerra’ de este emperador.
«¿Quién podía soportar a un emperador que absorbía placer por todas las cavidades de su cuerpo, cuando nadie toleraría un comportamiento similar ni siquiera en una bestia?».
El emperador logró hacer todos los preparativos para casarse con Heriocles y Aurelio Zotico al mismo tiempo. No obstante, el Senado romano se lo impidió, especialmente por las pretensiones que Heliogábalo tenía de fungir el rol de esposa dentro de esa relación.
La caída del emperador Heliogábalo
Los escándalos sexuales de Heliogábalo no fueron lo único que lo llevó a la muerte. Este emperador pretendió acabar con todos los cultos en Roma, menos el que él mismo impuso. Para esto destruyó diferentes templos y lugares de adoración de diversos dioses. Además, llenó los altos puestos militares de sus amantes y de los hombres que pudieran ofrecerle lo suficiente.
Por estas razones, el pueblo se reveló contra él cuando tan solo tenía 18 años. Fue decapitado y arrastrado por las calles de Roma. Posteriormente, su cuerpo fue arrojado por los soldados de la guardia pretoriana al Tíber junto con el de su madre, Julia Soemias.
La vida de Heliogábalo, el joven emperador romano, fue sumamente corta. Pero, sin duda alguna, estuvo llena de placeres y excentricidades que fueron pagadas con una muerte violenta y prematura.
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